Volkswagen nos ha facilitado esta unidad de prueba en color azul fantasía, y ha sido pasar tres días con él y cambiar, por completo, mi primera impresión hasta pasar a ser ¡uno de mis eléctricos preferidos!
Siempre he sido un fan del segmento C. Si bien es un segmento que no despierta muchas pasiones -fuera de los GTI, RS o M sport- supone un tamaño muy equilibrado. En mi opinión, entre 4,2 y 4,5m está lo más racional sobre cuatro ruedas. Y, a pesar de conducir una berlina a diario, me siguen llamando mucho la atención los Golf, Astra, Leon, A3, series1…
Este ID3 es un e-Golf con la nueva tecnología de la marca alemana. Una tecnología muy “teslizada”. Y es que han copiado determinadas máximas de la marca californiana: No existe botón de encendido o apagado; tampoco, freno de mano -al menos el usuario no puede actuar sobre él- y sus menús son simples, con mensajes sencillos y todo a través de la pantalla. Al menos han tenido la deferencia de dejar la palanca de los limpia parabrisas (Tesla no).
ID.3 de 150 kW
La versión de prueba del ID.3 era la de 150 kW, más que suficiente para tener un mini deportivo en casa. Creo que es una versión mucho más razonable que la de 107 kW -aunque no he probado ésta; pero con 150 kW está suficientemente domesticada para el día a día y suficientemente “impetuoso” para darnos alguna alegría de fin de semana.
El motor empuja como empuja un motor eléctrico síncrono de imanes de neodimio (los “pata negra”). No voy a descubrir la rueda aquí. Pero lo hace con una finura de rodadura, silencio y elegancia como sólo Volkswagen es capaz de hacer. Y eso que he probado muchos eléctricos: Tras los Teslas S y 3 he tenido la suerte de conducir el Jaguar i-Pace, el Hyundai Ioniq 5; por no hablar de los Niro, Leaf, Zoe y Corsa-e. El ID.3 me ha gustado más que muchos modelos más costosos. Es un Golf, con todo lo que ello conlleva.
El consumo mixto de mi fin de semana ha sido de 20,6 kWh/100 km, lejos de su consumo homologado de 16,6 kWh/100km. Bien es cierto que en mis trayectos hay exceso de vías rápidas, pero es que hablamos de un consumo similar a un Model 3, pero con la mitad de potencia. Me esperaba unos 18 kWh/100 que hubiese obtenido mis honores, pero la electrónica creo que es un poco tragona. 3,5 kW en stand-by (con las luces dadas, eso sí) supone más lo que consumen mi horno y mi plancha a la vez. Con una media de velocidad de 65 km/h, ese dato hace incrementar unos 2-3 kWh/100 km respecto a si tuviese una electrónica más healthy.
El interior es de mucha calidad. Postura excepcional, rumorosidad minúscula, diseño espectacular. Peca en exceso de botones táctiles, incluso en el volante, el panel de luces o los elevalunas. ¡Señores de las marcas, no hace falta que se hagan los modernos! Nos gustan los botones físicos. Y más los que tienen que ver con funciones básicas -volumen de la radio, el clima, los asientos calefactados…-. La electrónica necesita una actualización, tarda un poco en cargar al iniciar la marcha, y no es todo lo sencilla que debería, pero aun así la puntúo con notable.
La dinámica es de 10. Cambia de dirección sin despeinarse con unas de las direcciones eléctricas que más transmiten de todas las que he probado. La habitabilidad es mejor de lo que cabe esperar, sin renunciar a un maletero digno en esos 4,26 m de largo. Ahora empiezo a entender lo del “golpe en el morro”…
Los sistemas ADAS funcionan de manera adecuada y suponen un buen equilibro entre experiencia de usuario y funcionalidad. Me explico: he probado ADAS muy buenos desde el punto de vista de evitar accidentes pero que suponían un estorbo en la conducción, hasta tal punto de que, para mi tranquilidad mental, era obligatorio desconectarlos. En el Volkswagen ID.3 no he percibido esa sensación en ningún momento.
Antes de terminar quiero dedicar un espacio a hablar del sistema de iluminación matricial para decir que es de lo mejor que he probado. Se hace de día por muy oscura que sea la noche y funciona de manera sobresaliente a la hora de “esquivar” coches. Solo he detectado un fallo en carreteras de montaña con curvas cerradas en las que quizá los programadores no hayan tenido en cuenta el sensor de ángulo de giro de volante, a la hora de tomar el control sobre los pixeles.
En resumen: El ID.3 ha pasado para mí de tenerlo como un coche del montón a ser uno de mis preferidos, siguiendo muy de cerca al Hyundai Kona, que batió todos los registros de consumo en mis manos. Siendo sinceros, mi eléctrico ideal es una mezcla del Kona con el ID.3. Si bajara 6.000 euros sería claro candidato para dormir en mi garaje. En un color más discreto, por supuesto.
A destacar:
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- Habitabilidad y diseño interior
- Postura de conducción
- Iluminación excepcional
No me gusta:
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- Exceso de botones táctiles
- Consumo algo elevado
- Diseño frontal