El auge de la logística de la última milla está provocando un aumento considerable de las flotas de motos eléctricas para el reparto. Son una especie habitual del hábitat urbano. Vehículos, por tanto, de uso intensivo, que llegan a hacer 20.000 kilómetros al año, y esto implica hasta ocho visitas al taller anuales para las correspondientes revisiones, según Euromaster.
El mantenimiento preventivo es clave para evitar la inmovilización del vehículo y su impacto económico. Pero también por la seguridad del conductor y del resto de usuarios y peatones.
En estas revisiones, los neumáticos son uno de los grandes protagonistas, aunque cada cubierta, delantera o trasera, tiene sus tiempos de mantenimiento particulares. En concreto, si el primero requiere su reemplazo a los 12.000 kilómetros, el segundo, a los 8.000 kilómetros, dado que, por la tracción trasera, sufre un mayor desgaste. En el caso de los frenos, su mantenimiento es cada 15.000-20.000 kilómetros, es decir, una vez al año aproximadamente.
Posventa a domicilio
Las particularidades del mantenimiento de una moto eléctrica no solo se centran en el vehículo, también en el cliente. Como una de las demandas principales de las flotas es que la red de talleres sea quien se desplace para los mantenimientos, se desarrolla un servicio de posventa a domicilio, análogo al tipo de empresa que suele tener motos eléctricas para llevar su producto hasta la puerta del cliente. Para las flotas es imposible disponer de personal que se dedique expresamente a trasladar sus motos al taller.
En muchos casos, estos vehículos son ciclomotores -equivalentes a una cilindrada de 49 cc- que no requieren carné de conducir, ya que las empresas tratan de ampliar el rango de “riders” a personas de 16 y 17 años, aún sin edad para sacarse el permiso. También son modelos más económicos y, por tanto, más accesibles para este colectivo.
Una de las ventajas de las flotas y del mantenimiento acordado con una red de taller es que se trabaja con anticipación y se puede conocer cuándo una moto debe pasar por “boxes”, por lo que en ningún caso está en manos de un conductor, muchas veces joven, novel y con escasas nociones de cultura mecánica preventiva, el buen estado de la moto.
Una red de talleres permite hacer mantenimientos mecánicos colectivos, es decir, no moto por moto, sino desplazarse una mañana donde esté el cliente y su flota y realizar las operaciones pertinentes en un alto número de vehículos, por lo que, al concentrar actividad, taller y flota ganan en eficiencia.