El transporte público vive un momento dulce en España, donde cada vez se apuesta más por una movilidad sostenible para, entre otros objetivos, reducir la contaminación y mejorar la fluidez del tráfico rodado en beneficio de los ciudadanos. Y son precisamente éstos los que se encargan de mantener en pie buena parte del sistema, al sufragar el 60% de los costes de su actividad, según los datos del informe sectorial del Observatorio de Costes y Financiación del Transporte Urbano, en el que participa la Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC).
De esta manera, el sistema necesita financiar el 40% restante a través de las arcas públicas, un reparto que concierne a las administraciones nacional, autonómica y local, aunque no existe una Ley de Financiación del Transporte Público que establezca quién asume cuánto. De hecho, España es una excepción en Europa, pues es el único país que no cuenta con una legislación al respecto.
¿Qué hay que costear?
Viajeros y administraciones costean de este modo un sistema en el que sobresalen tres elementos: las personas, la infraestructura y la flota. En el caso de las primeras, los empleados representan casi el 60% del coste por viajero. En concreto, al sistema cada persona que desplaza le supone un coste medio de 1,45 euros, de los que 0,83 euros son gastos de personal.
Precisamente, dentro de las empresas de transporte, buena parte de las plantillas la integran los conductores, con una media de dos por autobús y casi medio centenar por empresa de transporte. No obstante, desde la patronal se precisa que en las ciudades de más de 200.000 habitantes las compañías de transporte suelen tener de media más de 250 efectivos para garantizar que se cumplen los servicios.
Además de todo el equipo humano, hay una infraestructura crucial para atender el servicio de transporte que hay que sufragar, como el carril bus y las paradas. En el caso del primero, existe una red media por municipio de 18 kilómetros, aunque en las grandes ciudades esta cifra es superior, de hasta 50 kilómetros.
Con respecto a las paradas, también se trata de una tupida red, en tanto en España se registra una media de 2,5 paradas por kilómetro con un promedio de 200 por localidad, aunque esta cifra varía mucho en función del tamaño del municipio.
Además, el desarrollo de la tecnología y la necesidad de los viajeros de medir con precisión su tiempo hace que cada vez se instalen más paradas ‘inteligentes’ con la información de las frecuencias de los autobuses o meteorológica en tiempo real, hasta el punto de que un 10% ya ofrece este sistema.
Sin embargo, la actualización del sistema no solo se plantea en clave tecnológica, sino también social. En este sentido, es fundamental que todos los usuarios, sin exclusión, puedan desplazarse en transporte público. Así, según los datos de la patronal, prácticamente el 100% de las flotas están preparadas para personas con algún tipo de discapacidad, si bien estas medidas se actualizan de forma continuada para adaptarse a las necesidades de estos pasajeros.
Y, precisamente, la tercera pata de este sistema es la flota, la que da servicio al viajero y hace uso de toda esta estructura. En concreto, tal como refleja el Observatorio de Costes y Financiación del Transporte Urbano, las empresas de transporte tienen de media 20 autobuses.
Según el secretario general de ATUC, Jesús Herrero, “los usuarios de transporte público ya hacen un esfuerzo importante en costear con el importe de sus billetes buena parte del sistema. Estos viajeros demandan a cambio un servicio público de calidad y, para ello, es imprescindible una ley de financiación que regule el sistema de transporte público, lo que permitirá ordenación de recursos, previsibilidad y, por tanto, mejoras en los servicios al realizarse de una manera más eficaz y racional su gestión”.
(Fuente de la imagen: ATUC, a partir del Observatorio de Costes y Financiación del Transporte Urbano. * Los datos son promedios por empresa o municipio).