Ubicada en Turbigo, una pequeña población al lado de Milán, se encuentra una de las tres fábricas que MEWA posee en Italia, junto a las de Padua y Roma.
Su historia se remonta a más de 100 años, cuando Hermann Gebauer, fundador de la empresa, diseñó en 1908 un paño para limpiar máquinas con las mejores características: que pudiera lavarse y reutilizarse múltiples veces, “tejer, lavar y reemplazar”, ofrecido como servicio completo –hasta entonces se limpiaba con trapos de tejidos de baja calidad, que se eliminaban tras un único uso–. En los años 60 ofrecieron también ropa de trabajo y protección, con idéntico servicio de lavado y reutilización, que trajeron el éxito definitivo. Los artículos MEWA para la protección laboral se anuncian como “World Wide Work by MEWA”.
Conocer una de las fábricas de MEWA es adentrarte en un mundo de limpieza y orden, donde todas las fases tratan de ser sostenibles medioambientalmente. En su proceso de lavado de paños, ropa laboral o alfombrillas se ha reducido el consumo de agua limpia y detergente en un 50%, y de energía en un 30%, consiguiendo un impacto medioambiental reducido en un 85%. El criterio de calidad es el mismo: devolver a la sociedad parte de lo que ésta nos entrega.
Actualmente, esta multinacional posee unos 174.000 clientes y viste a un millón de trabajadores, a los que da servicio mediante una flota de 500 camiones.
Sus paños de limpieza limpian aceites, grasas, pintura, gasolina o disolventes, sustancias contaminantes para la industria de automoción, entre otras. Por ello, han de ofrecer seguridad. El contenedor de paños posee un sistema de cierre hermético automático para prevenir accidentes laborales. Los procesos MEWA pasan por rigurosos sistemas de control de calidad, por ejemplo, los paños de limpieza han de pesar entre 30 y 34 g, menor peso no ofrece la calidad requerida por Mewa y por sus clientes, por tanto, se ha de retirar ese paño; y mayor quiere decir que incorporan sustancias y no se están limpios.
Las perchas con ropa de trabajo se suceden con precisión alemana. La limpia va por un lado a la dobladora, la que precisa retoques –de costura, o de limpieza– automáticamente va por otra línea. El volumen mensual de lavado de ropa de trabajo es de 120.000 piezas, 7,9 millones de unidades de paños y 1.400 alfombrillas.
En España, hace dos años que MEWA ofrece un nuevo servicio: el sistema lavapiezas Mewa Biocircle. Sin COV, su detergente, preparado con manzanas verdes, contiene microorganismos que degradan biológicamente las grasas y aceites de las piezas de metal. Así, no sólo contribuyen al medioambiente con una limpieza óptima, también aumenta la seguridad laboral evitando olores y sustancias tóxicas. Mewa realiza un mantenimiento periódico de su lavapiezas para garantizar un funcionamiento perfecto.
Los puestos de trabajo están diseñados ergonómicamente –periódicamente cambian los puestos dentro de la fábrica, poseen asientos regulables en altura, etc.–, para mejorar las condiciones laborales.
MEWA cuenta con los certificados de Gestión de Calidad según la norma ISO 9001; Gestión ambiental según la norma ISO 1400; y el Sistema RABC, certificado de acuerdo a la norma DIN EN 14065, para textiles tratados en lavandería y sistemas de control de la biocontaminación.