De 45 a menos de seis días. Así ha menguado el tiempo medio para resolver un accidente de tráfico leve, según informa UNESPA. No es magia. Es el resultado de la implantación de los convenios de indemnización directa por parte de la industria del seguro hace ahora 25 años.
Hasta mediados de los años noventa, cuando dos coches colisionaban, las aseguradoras procedían a aclarar cuáles habían sido las circunstancias del accidente con el fin de atribuir la culpa a uno u otro conductor y, por extensión, identificar qué compañía debía asumir el coste de la reparación. Entre medias, los clientes estaban un mes y medio sin su vehículo, con los inconvenientes que esto suponía para su vida cotidiana. Para mejorar la calidad del servicio y agilizar los trámites, el seguro español puso en marcha los convenios de indemnización directa (CIDE y ASCIDE) en 1994. De acuerdo con estos protocolos, la aseguradora “no culpable” asume los costes de reparación de su vehículo, aunque este no se encuentre asegurado a todo riesgo. Posteriormente, la compañía responsable del accidente (culpabilidad que ha sido determinada en aplicación de los protocolos) asume los gastos de esa reparación. Para simplificar la gestión, el pago de las aseguradoras “culpables” a las entidades aseguradoras “no culpables”, no se hace en función del coste real de las reparaciones asumidas, sino a través de módulos que reflejan el coste medio de un accidente. Estos módulos se liquidan desde hace un cuarto de siglo en una cámara de compensación que recibe el nombre de Sistema CICOS.
Para hacerse una idea de la importancia de estos convenios basta con mirar las estadísticas disponibles de las últimas dos décadas, durante las cuales el Sistema CICOS ha estado plenamente operativo. Entre 1999 y 2018, se han producido en España 37,8 millones de accidentes de tráfico leves. El seguro, por lo tanto, ha tenido que reparar unos 76 millones de coches que habían sufrido algún desperfecto. La divulgación de esta información se hace en el marco de la campaña Estamos Seguros, destinada a dar a conocer la labor del seguro en la sociedad.
Los golpes de chapa son un fenómeno típico de los atascos y, por extensión, del tráfico urbano. Cada año, el seguro desembolsa entre 3.000 y 3.500 millones de euros en reparar los vehículos que se ven involucrados en este tipo de incidentes. Las pequeñas colisiones son, de hecho, un reflejo de la evolución económica de un país. En tiempos de bonanza crecen los desplazamientos por razones de trabajo y ocio, y eso se plasma en un aumento de la siniestralidad. En tiempos de recesión ocurre exactamente lo contrario porque la gente coge menos el coche. La diferencia entre un año de bonanza y otro de crisis supera el medio millón de colisiones con un parque móvil prácticamente idéntico en magnitud.
En las dos décadas que median entre 1999 y 2018, el parque asegurado español se ha incrementado en casi un 50%, si bien no ha evolucionado siempre igual. Desde el inicio de la serie hasta 2007, la tendencia fue alcista. La crisis motivó, luego, un estancamiento del parque móvil que no recuperaría la senda ascendente hasta 2015. En comparación, en esos mismos 20 años la evolución de los percances de tráfico ha sido dispar. Una mayor cantidad de vehículos en calles y carreteras no se ha traducido en un aumento automático de los golpes de chapa. Por el contrario, la senda de los percances de tráfico muestra subidas y bajadas que responden al contexto económico de cada momento.
La cantidad de accidentes de tráfico leves es bastante estable a lo largo de un ejercicio, si bien en agosto la reducción del tráfico en las principales urbes españoles se traduce en una bajada significativa de las colisiones. El resto del año se produce una cantidad de accidentes proporcional al peso de cada mes (28, 30 o 31 días) en el conjunto del año.
Donde sí se percibe una estacionalidad clara en los accidentes de tráfico leve es a lo largo de la semana. Los días laborables son los más problemáticos para el tránsito rodado. En especial, los viernes. Los golpes de chapa caen con fuerza los sábados y tocan suelo en domingo.
El clima también es otro factor que incide sobre la probabilidad de que haya más o menos colisiones leves entre vehículos.