Una parcela de 150.000 m2 para poder crecer los próximos 20 años. Así son las nuevas instalaciones de BESA, antigua Bernardo Ecenarro, S.A., en Azkoitia (Guipúzcoa).
Con la mayor de las tecnologías Guillermo y Ernesto Ecenarro, CEO y director Comercial y consejeros delegados de BESA, junto con Borja Eléxpuru, director de Ventas de España e Italia, y Amaia Mújica, directora de Márketing, nos enseñaron su magnífica fábrica, que facilita un trabajo ergonómico y automatizado. Este nuevo espacio ha sido proyectado para unir al área de fabricación, un almacén logístico totalmente automatizado de más de 7.000 m2, un centro de formación, laboratorio de I+D (1.000 m2, en el que desarrollan su control de calidad 17 personas), oficinas… Las cifras no dejan de sorprender, como sus 36 tanques para disolventes, resinas y carbonatos, o el depósito de agua en caso de accidente, que alberga 5,5 millones de litros (suficientes para el abastecimiento total de una población de 5.000 habitantes).
Masillas, aparejos, barnices, sprays… son muchas las referencias que Besa es capaz de producir, desarrollando sus fichas técnicas en 23 idiomas para los diversos países a los que exporta. Pero este fabricante de pinturas y productos de automoción e industria ofrece asimismo consumibles –antigravillas, abrasivos, cintas…– que, además de consolidar su marca, permiten un servicio completo a sus clientes.
53 países
En 2016, Besa facturó 43,5 millones de euros, la mitad de la cuenta a clientes extranjeros. A 53 países –Francia, Portugal, Israel, Canadá, Argelia y un largo etcétera–se ha dirigido la marca guipuzcoana, que cuenta con una plantilla de 85 personas. La cifra de facturación supone un 10% más respecto a 2015 y un 40% más que en 2012, y es que sus productos, además de cumplir la legislación de cada país, cuestan entre el 30 y el 40% menos. El crecimiento ha venido dado por un buen hacer pero, sobre todo, por la oportunidad que ha supuesto su internacionalización. “Todos los años –excepto en 2009 por las razones que todo el mundo conoce– hemos incrementado nuestra facturación”, argumenta Ernesto Ecenarro.
En la fábrica, de magnífica factura, se encuentra la zona donde se mezclan y muelen los pigmentos para las fórmulas, por dispersión, en función del producto. Por ejemplo, algunos productos de carrocería tienen una molienda, mientras que los esmaltes 2 o 3. En el laboratorio de I+D, espectacular, se realizan pruebas de ensayo de envejecimiento acelerado, niebla salina o rayos UV –para productos de cosmética y plástico–. El almacén robotizado de 30 metros de altura, en el que se distribuyen, entre palets (10.000) y cubetas (2.000), los grandes y los pequeños pedidos para su expedición. El plazo de entrega es de sólo 24 horas, mientras que estiman la rotación media en 45 días.
El 55% de la facturación corresponde a industria, mientras que el 45% a carrocería (automóviles y vehículos industriales), y subiendo –en 2012 las cifras eran de un 64 vs 36%–; es decir, el porcentaje de carrocería aumenta año tras año.
Fabrican 1 millón de litros de barniz al año, y están presentes en 1.430.000 reparaciones en todo el mundo.
El objetivo para el año próximo es seguir expandiendo su influencia en Estados Unidos y Centro América, así como en Europa del Este.
“Se pinta en todo el mundo de manera similar, con ligeras diferencias. Pero nosotros ofrecemos calidad a un precio sensiblemente inferior” comenta Guillermo, uno de los hijos del fundador.
La formación que ofrecen es casi exclusiva para sus distribuidores, impartiendo aproximadamente 40 cursos al año (un 75% de clientes son extranjeros y un 25% de clientes, nacionales). Se desarrolla bien en las instalaciones de Azkoitia, bien en la propia empresa del cliente.
El ritmo de crecimiento de Besa sigue un curso imparable.
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