¿Dónde quedará el placer de conducir? ¿Podré conducir ebrio? ¿Ante la posibilidad de librarse de un accidente ocasionando otro qué habría de hacer el coche? ¿Cómo nos sentiremos al dejarnos llevar, por primera vez, por un vehículo completamente automatizado? ¿En quién recaerá la responsabilidad de la conducción?
Con el casi inagotable tema de qué nuevos sistemas de seguridad incorporará el automóvil y dónde centrar sus esfuerzos tanto los fabricantes de vehículos, de equipos como centros de investigación, se llenó el aforo del XIV Ciclo de Conferencias Cátedra CESVIMAP de la Universidad Católica de Ávila. La revolución de los sistemas de seguridad en el automóvil se espera para dentro de una década, si bien ya se aprecian grandes pasos.
Ricardo Olalla, director de Mobility Solutions de BOSCH, explicó la diferencia entre conducción asistida y automatizada, en la que el vehículo toma parte o todo el control, respectivamente –con las limitaciones legales pertinentes. “La democratización de la movilidad implicará también una reducción de emisiones y ahorro de combustible, además de las evidentes consecuencias positivas para la seguridad vial”. En este entorno de eficiencia, los semáforos inteligentes se comunicarán con el vehículo, y los vehículos con otros vehículos, debiéndose superar retos técnicos y legales. Los beneficios de la automatización del vehículo conllevarán una conducción “más segura, relajada y económica» apostilló.
Javier Esperón, formador de la Academia de Mercedes-Benz, explicó las previsiones de su marca sobre los sistemas AEB de frenado autónomo (Intelligent Drive). Ejemplificó con su modelo Clase S, punta de lanza, que puede “leer” la carretera para detectar obstáculos y baches, y distinguir entre animales y personas, gracias a una cámara térmica nocturna. Asimismo, explicó a la audiencia sistemas como el Pre-Safe Plus, en el que si la colisión es inevitable el vehículo prepara todo para que el accidente se dé en las mejores condiciones: el asiento se coloca en vertical y el reposacabezas en la mejor posición, se cierra el techo, suben las ventanillas, se aplican los frenos a su máxima potencia, etc.
Gil Ayalón, director regional para España-Portugal de Mobileye, reclamó el impulso de las Administraciones (como sucede en Israel), para incentivar elementos de seguridad en detrimento de otros estéticos o de ocio, en muchas ocasiones más demandados por los compradores de vehículos. Ayalón detalló cómo su sistema de prevención de colisiones analiza la carretera a una velocidad de 15 frames/segundo. Su utilidad se aprecia aún más en flotas de vehículos, por el ahorro de combustible y la reducción de accidentes que implica.
Por último, Enrique Zapico, responsable del Área de Electromecánica de CESVIMAP, se refirió al trabajo de los centros de investigación que se engloban bajo el concepto Global NCAP, organizaciones mundiales que evalúan la seguridad de los nuevos vehículos a la venta, en contraposición con el que desarrollan centros como CESVIMAP, dirigidos hacia la reparabilidad y dañabilidad. “En centros como CESVIMAP realizamos estudios objetivos, independientes y críticos a los sistemas de seguridad para promover los realmente efectivos”. Los centros de investigación han de contribuir a la seguridad de las personas (ocupantes y otros usuarios de la vía) y, “mediante la difusión de nuestros estudios, influir en la decisión de compra del vehículo”, añadió.