Una bolsa de plástico para la comida, la pajita en el refresco, dulces envueltos… Esta forma de consumir omnipresente, y rápidamente desechada, los plásticos de un solo uso, tienen un elevado precio en el medio ambiente, y un devastador efecto en los océanos, vida silvestre y nuestra salud.
El 3 de julio entra en vigor la Directiva de 5 de junio de 2019 sobre la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente. Desde esa fecha queda prohibida en la UE la venta de cualquier producto fabricado con plástico oxodegradable, con microesferas de menos de 5 milímetros. Bastoncillos, cubiertos, platos, pajitas, recipientes y vasos de plástico son algunos de los productos cuya venta quedará prohibida, con el objetivo de reducir el consumo de plásticos y sustituirlo por materiales más sostenibles y reciclados.
Según la asociación Plastics Europe, en 2019 la producción de plásticos en el mundo alcanzó 368 millones de toneladas, repartidas así: Asia produjo algo más de la mitad de los plásticos del mundo (51%). China, en 2019 fue el país que más residuos plásticos de un solo uso generó, responsable del 31% de la producción mundial de plástico -82 kg per cápita-; Japón solo produjo un 3%. En Canadá, Estados Unidos y México se produjo el 19% del plástico mundial en total, pero equivale a 141 kg per cápita, la cifra más alta por persona.
El hallazgo de enormes masas de residuos en los océanos ha provocado la crítica con el uso del plástico, especialmente el de un solo uso, sustituyéndolo como en generaciones anteriores -bolas de papel, latas…-.
De los tipos de estos materiales que monitoriza PlasticEurope (no son todos los que existen), hubo que esperar hasta 1976 para alcanzar los 50 millones. En 2018, esta cifra rozaba la cifra de 360 millones de toneladas métricas.
España, «desarrollo positivo» en la retirada de plásticos de un solo uso
Según un informe de la alianza Rethink Plastic (Repensar el plástico) y Break Free From Plastic (Libérese del plástico), en el que se analizan las medidas puestas en marcha por cada país, España tiene un «desarrollo positivo» en la eliminación de plásticos de un solo uso.
El informe evalúa qué países han aplicado, y en qué grado, las medidas de la Directiva sobre plásticos de un solo uso de la Unión Europea, cuyo plazo para transponer las normas a las legislaciones nacionales acaba el próximo sábado, 3 de julio.
Los Estados miembros que ya han adoptado todas las medidas de la Directiva se destacan en verde en un mapa interactivo; los países que han transpuesto solo parcialmente las medidas, en naranja; y los países donde apenas han comenzado a aplicar las normas de la directiva aparecen en rojo.
Los únicos países europeos distinguidos con el color verde son Alemania, Irlanda, Grecia, Suecia y Estonia, los de peor posición, los países más orientales de la Unión: Polonia, República Checa, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria.
España, naranja
España es naranja, ha aplicado gran parte de las normas de la Directiva, pero debe esforzarse más, por ejemplo, en recogida selectiva de los plásticos y en la concreción de medidas de sensibilización.
El anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que se aprobó en el Consejo de Ministros el pasado 18 de mayo, incorpora premisas de la Directiva relativas a envases de bebida y comida de plástico de un solo uso. El objetivo cuantificable y medible es reducir el peso en estos envases de un solo uso al 50% de cara a 2026, y al 70% para 2030.
También han valorado la implementación de medidas complementarias, que no aparecen en la Directiva, como eliminar las bandejas de plástico utilizadas como envase, las anillas de plástico que permiten mantener unidos productos individuales, los palitos de plástico usados en la industria alimentaria para sujetar el producto…
La crítica es no fijar objetivos medibles y con fechas, y que solo sea aplicable a plásticos no compostables, y no a cualquier tipo de plástico.
Larissa Copello, responsable de campañas de Zero Waste Europe (Residuos Cero Europa), avisó que «las medidas a medias», como la sustitución de materiales o los cambios en la legislación sobre los productos cosméticos, «no acercan a una auténtica economía circular en Europa».
Buenas prácticas españolas
Ejemplos de buenas prácticas para eliminar plásticos de un solo uso en España son la Ley de residuos y suelos, de 2019, en Baleares, las campañas «Sanfermines sin plástico» y «Zero Beach», la campaña sobre toallitas húmedas de la Agència Catalana de l’Aigua y la estrategia barcelonesa cero residuos. También, botellas rellenables para sidra en Navarra, Asturias y Galicia.